Blogia
almansa

LA EVALUACIÓN EN EDUCACIÓN

LA EVALUACIÓN EN EDUCACIÓN

 

         Después de leer el último número de Cuadernos de Pedagogía, os animo a reflexionar sobre los siguientes interrogantes:

ü                ¿Dime cómo evalúas y te diré hasta qué punto eres innovador?

Es muy difícil que todos los profesores coincidamos en la manera de evaluar por varios motivos o razones:

1º.- Porque en el cómo evaluar interviene nuestra ideología, forma de ser, de pensar y de actuar en la vida. Es decir, depende del paradigma donde nos situemos, si es científico, humanista o de otro tipo intermedio, así evaluaremos.

2º.- Ahora bien, ¿qué dice la legislación al respecto?. Por ejemplo, en el tema de la titulación en 4º de ESO, lo deja lo suficientemente abierto ¿para que entre los profesores surjan ciertas polémicas?, o ¿para que intentemos llegar a acuerdos desde los distintos paradigmas?.

3º.- ¿Hasta qué punto somos innovadores? ¿ Hemos cambiado nuestra forma de evaluar, o seguimos haciéndolo como cuando nos evaluaban a nosotros?

        A mí nunca me ha gustado la situación de examen, me parece estresante y aunque a veces, el estrés es necesario para generar tensión y por ella el aprendizaje o mejor dicho, el conflicto cognitivo, no quiero esa situación para mis alumnos. Cuando la situación en el aula es de “calma psicológica” el aprendizaje fluye de manera natural.

        Por favor, vamos a reflexionar sobre nuestra experiencia como alumnos, sobre nuestras evaluaciones, para qué servían los exámenes que hacíamos, etc.

ü                ¿Para qué evaluar? Y ¿cuál es su función y relación con el proceso de enseñanza-aprendizaje?Las pruebas objetivas externas no sirven ni para saber lo que el estudiante realmente sabe ni para tratar de que sepa más. Es posible que resulten útiles para clasificar y ordenar a los estudiantes, incluso para comprobar si saben o recuerdan lo que alguien, en algún despacho, ha considerado que deberían saber o recordar.

Como creo que esto es así, en las pruebas objetivas que se realizan en mi aula, el alumno sabe las preguntas que tiene q      ue hacer porque el objetivo último es que sepa o conozca lo que yo quiero que conozca. Pero este es otro error, ¿por qué tiene que ser lo que yo quiero, que a veces está tan lejos de lo que ellos quieren? Quizás deberíamos programar de manera conjunta y marcar los centros de interés entre toda la comunidad educativa, ¿es esto posible o es una utopía?

        Hay autores que piensan que la evaluación no tiene como misión indagar sobre todo aquello que el alumno sabe, sino sobre sí sabe lo que está previsto que sepa. En la medida en que esté definido con claridad lo que el estudiante debe saber, la tarea de evaluar consistirá en medir la distancia entre eso que debe saber y lo que realmente sabe.        En una ocasión, una profesora de matemáticas, me dijo que para que les servía a los alumnos con necesidades educativas especiales aprender ecuaciones o sistemas de ecuaciones. Yo le contesté qué  para qué les servía a los suyos. O quizás habría que preguntarnos, si es que se trata de “servir”, para qué sirve lo que aprendemos en la escuela: analizar oraciones, clasificar animales, etc.        Ahora bien, si pensamos que esos son los medios para conseguir otros fines, como son “mover” las estructuras “mentales”, todo sirve que no quiere decir que todo sea funcional, que eso es otra cosa. Por eso, no podemos tener a los alumnos toda la vida aprendiendo las tablas de multiplicar y no avanzar en otros contenidos matemáticos. Hay que facilitarles los automatismos, por ello usan la calculadora en clase, porque lo que quiero conseguir es algo más profundo, es que en el interior de sus “cabecitas” se produzcan verdaderos cambios. Esto es muy ambicioso por mi parte, pero es lo que me motiva cada día para seguir con esta ardua labor.        Pero en muchas ocasiones, lo que más trabajo me da, aunque parezca paradójico, no es el trabajo directo con los alumnos, si no con los profesores que hay que “convencer” para que intenten ver  a los ACNEEs desde otros puntos de vista. Aquí me estoy refiriendo al tema de la titulación en 4º ESO. (esto lo comentaré en otro momento)ü                La misión de cualquier docente debería ser la de propiciar aprendizajes, no la de comparar sujetos.

A los adultos nos gusta mucho comparar, lo hacemos las madres con nuestros hijos desde que nacen y lo hacemos  los maestros con nuestros alumnos desde que entran por la puerta en el aula. Vaya manía la nuestra. En vez de compararlos, vamos a ampararlos, quizás la cosa cambie.

         Hace ya algún tiempo ví escrita una de esas frases que me llamaron la atención y ésta hacía referencia a los pilares del conocimiento  y decía así:Los pilares del conocimiento son:-         Aprender a conocer-         Aprender a hacer-         Aprender a vivir juntos-         Aprender a serSi esto es así, habrá que evaluar el conocer, el hacer –los procedimientos-, la convivencia –vivir juntos- y el ser ; ¿qué difícil es evaluar?.Si se aprende así, deberemos enseñar así, es decir, deberemos enseñar conocimientos (a veces se confunden con contenidos conceptuales), debemos enseñar procedimientos, debemos enseñar a vivir juntos, y debemos enseñar a ser personas. Qué complicado es enseñar...

2 comentarios

laumoma -

Como alumna, María José estoy de acuerdo contigo. Además los resultados se pueden ver. Cuando tu estas con un profesor o profesora que no solo te da la programación, sino que te ayuda a convivir, que se mete en los problemas para intentar solucionarlos, que se involucra contigo... Los resultados del grupo en general son muchísimo mejores.
En cambio cuando el profesor o profesora pasa de todo, llega a clase cabreado, no dice las cosas como tienen que ser... Pues tu no rindes, simplemente intentas aprobar y punto. Pero ahí se quedad todo.
Un saludo. Laura

Juan López -

Muy de acuerdo Mª José. Creo que la evaluación va ligada a la concepción que tenemos de lo que es educar (para much@s no se trata ni siquiera de educar, simplemente de enseñar).
Si nuestro modelo de enseñanza-aprendizaje es el de actuar como portadores del conocimiento y le damos a nuestro alumnado el papel de receptores, y además ese conocimiento lo centramos casi exclusivamente en la transmisión de conceptos, dejando muy de lado los procedimientos, las actitudes, y sobre todo la parte humana de la educación.... Pues entonces evaluamos midiendo el nivel de adquisición de esos conceptos exclusivamente y acabamos clasificando al alumnado según el baremo "lo sabe o no lo sabe".
Desgraciadamente así nos han evaluado a nosotr@s casi siempre y se siguen repitiendo estas prácticas sin cuestionárselas siquiera.


Un saludo.